jueves, 9 de julio de 2009

A UN MES Y CUATRO DIAS DE LO OCURRIDO EN BAGUA

A 34 dias de la violencia desatada en Bagua, vale la pena preguntarnos y ¿Que aprendimos de todo ello?
No quiero justificar, sin embargo, si estos hechos no hubieran ocurrido hoy serian menos los peruanos y estudiantes que se interesen por el tema. La prensa televisiva, las emisoras y la prensa escrita inmediatamente realizaron reportajes e investigaron acerca del modo de vida y modo de sentir de nuestros pueblos de la amazonia, de los peruanos de la amazonia.
Es lamentable que el Estado, la clase dirigente y nosotros los ciudadanos no tomemos conciencia de la importancia efectiva de la INCLUSION SOCIAL, espero pues que nos sirva de leccion aun mas a nosotros los educadores que no solo con la palabra sino con el ejemplo educamos, asi mismo debemos tener mucho cuidado con nuestras expresiones y a proposito escuche que nuestro presidente se habia pronunciado sosteniendo que los nativos de la amazonia eran ciudadanos de tercera clase ¡csramba!, esa frase tiene un mensaje de fondo y no quiero juzgarlo porque de alguna manera en este nuestro pais tan rico en diversidad hemos aprendido de nuestra sociedad a discriminar a lo indio, indigena, al cholo siendo a veces de manera subliminal y creyendo aun que lo blanco es superior. Son complejos que no han sido superados que al paso del tiempo se evidencia.
Es tiempo de valorar lo nuestro, de sentirnos orgullosos de ser una nacion pluricultural, megadiversa y por ende debemos promover la UNIDAD EN LA DIVERSIDAD, JUNTOS LUCHANDO POR EL BIENESTAR DE TODOS LOS PERUANOS NO SOLO DE UN GRUPO.
A proposito de lo expuesto quiero compartir con ustedes parte de un modulo de capacitacion en el tema.


Ventajas y desventajas de la Diversidad
Pero las ventajas de la diversidad cultural no se reducen a las de la pluralidad lingüística. Es fácil mostrar que la diversidad de las contribuciones que los distintos pueblos han hecho en cualquier aspecto (agricultura, la cocina, la música…) constituye una riqueza para toda la humanidad. Como señala Sen (2007, p.36), “la principal fuente de esperanza en la posible armonía en el mundo contemporáneo radica en la pluralidad de nuestras identidades”.
Podemos referirnos, en particular, a un aspecto de esa diversidad muy relacionado con la historia de nuestra civilización: la cultura campesina. A medida que la agricultura se desarrolló durante los ocho últimos milenios, los agricultores domesticaron centenares de especies de cultivos distintos y cientos de miles de variedades dentro de cada cultivo. Esta cooperación entre personas y plantas generó una inmensa riqueza de diversidad genética dentro de las especies que se cultivaban, con un notable valor estético, culinario y social. La biodiversidad agrícola mundial –fruto de la diversidad cultural de las sociedades campesinas- que representa una ayuda frente a las variaciones climáticas, las plagas y otras amenazas que pueden afectar a la seguridad alimentaria, depende de millones de pequeños agricultores.
Cabe lamentar por ello que muchas comunidades y pueblos autóctonos, poseedores de una cultura profundamente anclada en su ambiente, estén en vías de desaparición, obligados a abandonar su tierra hacia las grandes ciudades, a menudo como consecuencia de la degradación ambiental, lo que les convierte en refugiados climáticos o ambientales y les condena a la pérdida acelerada de su identidad (Bovet et al., 2008, pp 44-45).
Sin embargo, pareciera que esta diversidad cultural está generando terribles conflictos. ¿No son, acaso, las particularidades las que enfrentan sectariamente a unos grupos con otros, las causantes del racismo, de las "limpiezas étnicas", de los genocidios, de los rechazos a los inmigrantes…?
Es preciso rechazar contundentemente esa atribución de los conflictos a la diversidad cultural. Son los intentos de suprimir la diversidad lo que genera los problemas, cuando se exalta "lo propio" como lo único bueno, lo verdadero, y se mira a los otros como infieles a convertir, naturalmente por la fuerza. O cuando se considera que los otros representan "el mal", la causa de nuestros problemas, y se busca "la solución" en su aplastamiento. Los enfrentamientos no surgen porque existan particularismos, no son debidos a la diversidad, sino a su rechazo (Vilches y Gil, 2003). Son debidos a los intentos de homogeneización forzada, a los fundamentalismos, que nos transforman en víctimas o verdugos… y a menudo en víctimas y verdugos, las dos cosas a la vez o alternativamente, según se modifique la correlación de fuerzas. Pueblos que han visto negado el derecho a hablar su lengua, a practicar su religión, etc., pasan a sojuzgar a otros cuando las circunstancias les son "favorables". Todo ello en nombre de lo propio contra los otros. Todo en nombre del rechazo de la diversidad y la sacralización de la propia identidad. Por eso Maaluf (1999) habla de "identidades asesinas".
Conviene aclarar, por otra parte, que la defensa de la diversidad cultural no significa aceptar que todo vale, que todo lo que los pueblos crean sea siempre bueno. Lo que es siempre bueno, en cualquier dominio, es la diversidad…si es auténtica, es decir, si no hay imposición forzada de unas formas sobre las otras. Y cabe afirmar eso, entre otras razones, precisamente porque no todo vale. A menudo es el contacto entre diferentes culturas lo que permite cuestionar los aspectos negativos y aprovechar los positivos de cada una de ellas. Podemos concluir que la diversidad cultural es siempre positiva en sí misma porque nos hace ver que no hay una única solución a los problemas, una única ley incuestionable… y eso nos autoriza a pensar en distintas posibilidades, a optar sin quedar prisioneros de una única norma. Con otras palabras, en situaciones de libertad, ninguna peculiaridad cultural, digamos "regresiva", acaba imponiéndose a otras más avanzadas, más satisfactorias para la generalidad de las personas.
La diversidad cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en todo número concebible de otros atributos de la sociedad humana.

La Declaración universal sobre la diversidad cultural, adoptada por UNESCO en noviembre de 2001, se refiere a la diversidad cultural en una amplia variedad de contextos y el proyecto de Convención sobre la Diversidad Cultural elaborado por la Red Internacional de Políticas Culturales prevé la cooperación entre las partes en un número de esos asuntos.